viernes, 10 de agosto de 2012

Sin aliento

Vivir la vida con todas y cada una de las pequeñas contracciones del tórax que permiten entrar el aire. Arrancar de él el oxígeno. Desechar lo que no se quiere. Dura batalla la del cuerpo contra el aire para subsistir entre la marea de materias líquidas, sólidas y gaseosas nos rodean. Tus pulmones encarnizan la batalla para arrancar las moléculas que dan vida al cuerpo.
Pero hay variantes. Movimientos corporales que van más allá de la simple respiración.
Exhalaciones. Suspiros. Profunda respiración que no busca sólo ese oxígeno vital. Movimientos involuntarios del cuerpo que se exigen cuando algo de tu interior necesita algo más que aire. Algo inmaterial. Algo apenas cognitivo e intuitivo. Suspiras para llenar tu interior. Tu Interior. Te reconforta. Te hace sentir mejor.

Pero todos sabemos que eso no es lo que te alivia. Eso no es lo que realmente calma tu Interior. El momento en el que una palabra, un gesto, una caricia, un beso... te deja sin aliento... es cuando realmente te sientes reconfortado. La vivencia de diversos momentos de tu vida te arrebatará el aliento, como tus pulmones arrebatan el oxígeno al aire, de la misma manera tan desgarradora, del mismo modo tan natural... Y todo llega de manera inesperada, de sopetón, como alzar la cabeza y cegarse con una luz, como entornar los ojos y sentir tu corazón sobrecogido en un puño... Vive las sorpresas que te da la vida y cuando te genere la falta de aliento... Sabrás qué te merece la pena y por lo que hay que luchar.

Y es que es curioso saber cómo es el hecho de que cuanto más cerca estás de la muerte... más vivos nos sentimos.

Yo encontré mi motivo un 15 de Abril de este mismo año. Buscad vosotros mismos también un motivo para seguir vivos desafiando a la muerte.

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