miércoles, 1 de febrero de 2012

Corazón latente

Y un corazón latente
de vidrio resquebrajado, 
latido tras latido 
que por entender... no entiende.

Guarda dentro un secreto
de cristal enrojecido
rabia pura enmascarada
que no quiere ver el resto.

Huye de todo cuánto le rodea
surcó y viajó mares y aldeas,
huyendo de amazonas aguerridas
con sus flechas de fuego y brea.

Escaló marismas y se sumergió en montañas
huir del dolor quería...
Pero no entendió que cuánto más escapas...
sólo al interior engañas.

No puedes huir, no puedes correr, 
destino trágico vuela al placer,
correr sin piernas, 
volar sin alas... 
todo para volver a caer. 

Destino trágico...
Corazón latente...
Nunca vio un mundo
mágico,
diferente.

Mundo en el que del placer al dolor hay un paso
y, como siempre ocurre, 
nunca se cura en una jornada de ocaso.

Mundo donde el placer te enferma
y donde el dolor te alivia... al final.

Por temor a ese mundo, dónde el poeta habita
el corazón latente
viajó... 
y no paró hasta encontrar su armadura de hojalata
resquebrajada por el latido más potente...
y ardiente la prisión que la vida le arrebata...

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